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El atrapasueños, también conocido como cazador de sueños, proviene de la palabra inglesa dreamcatcher, a pesar de que el origen de esta especie de amuleto hay que buscarlo en la tribu indígena norteamericana de los Ojibwa, que en su idioma se refieren a él como asabikeshiinh, que significa araña.
Una tradición ancestral
En sus inicios se fabricaba atando hebras vegetales teñidas de color rojo en el interior de una argolla circular que también podía tener forma de lágrima. El resultado era una especie de telaraña que se coloca justo encima de la cama, en lo que sería la parte que ocupa el cabecero. ¿Por qué?
Los Ojibwa están convencidos de que gracias a los atrapasueños los niños están a salvo de pesadillas y visiones malignas. Los empleaban y los siguen empleando como una especie de hechizo con el que filtrar los sueños de las personas con el objetivo de que solo se centren en los sueños buenos, ya que los malos quedan atrapados en la malla y desaparecen justo cuando el sol empieza a hacer acto de presencia con su luz.
Lo de que confíen en una telaraña también tiene su explicación, y para eso todavía hay que mirar más atrás. Todo empezó cuando una mujer araña llamada Asibikaashi protegía a todos los niños y niñas de los Ojibwa visitando todas las casas de la tribu al caer la noche para tejer los atrapasueños. La noticia se extendió por gran parte de Norteamérica y Asibikaashi no podía llegar a todas las casas, motivo por el cual las madres y abuelas Ojibwa empezaron a tejer las hebras de sauce con las que obtenían una red muy parecida.
Es probable que todo lo que acabas de leer te resulte un tanto extraño si ya habías oído hablar de los atrapasueños. Esto es así porque en la cultura occidental no se han tomado al pie de la letra lo que dice la leyenda. En occidente, más que utilizarse para soñar bonito, tendemos a creer que gracias a ellos podremos cumplir nuestras metas y nuestras aspiraciones, así que se convierte más en un amuleto que en un objeto protector, a pesar de que cuando lo vemos colgado del retrovisor de un coche se supone que solo tiene una función protectora.
Los atrapasueños y la decoración
No es ningún secreto lo de que también se utilizan para decorar. Además de tener en cuenta su simbología a la hora de comprarlos, la gente suele emplearlos para completar un dormitorio de matrimonio o una habitación infantil, aunque también podemos emplearlos en otras estancias, ya sea colgados del techo o de la pared.
Un atrapasueños puede ser como una especie de obra de arte con la que decorar la pared del salón, pero también puede ir justo encima del cabecero o colgando del techo en la habitación de un bebé, a modo de móvil con el que entretenerse (y de paso ahuyentar sus pesadillas).
Gracias a ellos podemos llenar de calidez cualquier espacio añadiendo un toque bohemio. Están disponibles en todo tipo de tamaños, tejidos y colores. Además, no hay que olvidar que son artesanales, y eso quieras o no es algo que siempre se valora.