Los plaids o mantas se han convertido en complementos decorativos imprescindibles con los que podemos decorar el sofá, la cama y otros rincones de nuestro hogar. Suelen vivir su mejor momento durante la temporada otoño-invierno, pero eso no significa que debas guardarlos en un armario cuando llega el buen tiempo. De hecho, hay diseños muy coloridos que te ayudarán a llenar de vida cualquier espacio.

En este artículo queremos darte algunas ideas para que puedas sacarles el máximo partido, así que toma nota y pon en práctica las que más te gusten.

En el salón

Lo más habitual es colocarlo doblado en el reposabrazos de un sofá o una butaca, tal y como puedes ver en la imagen que se muestra justo debajo de estas líneas.

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Tampoco es mala idea ponerlo sobre una butaca algo desaliñado y con algunas partes del plaid tocando el suelo. Puede parecerte poco apropiado, pero se está empezando a poner de moda y la verdad es que no queda nada mal.

En el rincón de lectura

Otra opción es la que nos dan los rincones de lectura, que piden un plaid a gritos. Cualquier textil es bienvenido cuando se trata de zambullirse en un libro, así que no pierdas la oportunidad de colocarlo sobre el asiento que utilices o sobre el reposapiés.

En el dormitorio

También puedes exprimir su atractivo en el dormitorio. A nosotros nos encanta combinar plaids sobre la cama, siempre y cuando tengan diseños similares y no desentonen con la ropa de cama que haya en ese momento. Recuerda que un diseño liso es más fácil de combinar que un diseño con motivos geométricos.

Sin movernos del dormitorio, hay que decir que está ganando adeptos la posibilidad de colocarlo sobre la cama como si estuviera mal puesto, como si no se hubiera hecho la cama. Eso sí, antes de dar el paso piensa en si vas a tolerar esa dosis de anarquía.

¡Donde quieras!

Los plaids o mantas también pueden ir en una cesta, en la terraza o encima de una silla en plan descuido. En definitiva, es cuestión de atreverse y experimentar.