Se dice que una segunda residencia es esa vivienda que una persona posee además de su casa habitual, lo que para la mayoría se traduce como la tradicional “casa de vacaciones” en la que disfrutar de los fines de semana y del verano.

Pero que lleve el nombre de “segunda residencia” no implica que tenga que ser una “residencia de segunda”. De hecho, nada más lejos de la realidad: este hogar de vacaciones debe ser capaz de acogernos y de hacernos sentir en casa, convirtiéndose en el telón de fondo perfecto para nuestros mejores momentos de relax, de descanso y también de disfrute.

Aquí te dejamos algunas consideraciones a tener en cuenta para decorar y amueblar una segunda residencia:

El contexto sí importa

Tus gustos y tu estilo serán la base indiscutible para decorar tu segunda residencia, y es que al final sois tú y los tuyos quienes deberéis sentiros a gusto en ella. Sin embargo, no será lo mismo decorar un apartamento en la playa que una casa en la montaña, y esto probablemente se reflejará no solo en el estilo o las tonalidades empleadas, sino también en los materiales utilizados.

En este sentido, los apartamentos en la costa suelen ofrecer un aspecto más fresco y estival gracias al uso de colores claros y otros tonos de inspiración mediterránea (azul, turquesa, coral…), mientras que los ambientes rústicos suelen apostar por tonos más cálidos y el uso de materiales como la madera poco tratada o la forja, por ejemplo. Los muebles y accesorios de decoración de fibras naturales, eso sí, son un “must” en cualquiera de ellos.

Y el presupuesto, también

El hecho de disponer de dos viviendas hace que el presupuesto destinado a esta última se vea a menudo algo más limitado. No worries! Actualmente puedes comprar muebles y decoración online a precios súper asequibles con los que podrás amueblar tu segunda residencia por muy poco dinero.

Escoge muebles que te enamoren

Al no tratarse de tu vivienda habitual no te verás en la necesidad de guardar tanta ropa, accesorios, textiles del hogar, juguetes o menaje, por ejemplo, por lo que puedes ser menos exigente a la hora de plantear las necesidades de almacenamiento. Esto no quiere decir que no debas aprovechar el espacio con cabeza, pero probablemente puedas tomarte la libertad de escoger los muebles que realmente te gustan sin dolores de cabeza por pensar en todo lo que deberá caber en ellos.

Recuerda: ¡no es una casa de antigüedades!

Un error muy común es el de llevar a la segunda residencia todo aquello que ya no se utiliza en la vivienda habitual, incluso cosas cedidas o regaladas por familiares y allegados, dando como resultado un popurrí del que luego no sabrás cómo deshacerte. Por supuesto debes aprovechar, reciclar y reutilizar tus muebles y tu decoración, pero no digas sí a todo y quédate solamente con lo que realmente encaje con el estilo de esta segunda residencia.