El estilo de decoración minimalista no nació ayer ni antes de ayer. De hecho, alcanzó su punto álgido en la década de los 70 y los 80. Eso significa que lleva mucho tiempo entre nosotros y la verdad es que no nos extraña que siga al pie del cañón, ya que sus características hacen que sea especialmente apetecible para la mayoría de los mortales.

En este artículo vamos a hablarte de las claves de este estilo que ha ganado tantos adeptos en los últimos años. Es cierto que puede englobar variantes como el nórdico o el industrial, pero lo que no cambia jamás es su leitmotiv: “menos es más”.

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¡Que corra el aire!

Lo primero y más importante tiene que ver con lo visual, con la capacidad de crear espacios lo suficientemente despejados como para que corra el aire y fluya la luz natural. Para conseguir estancias diáfanas lo mejor que puedes hacer es recurrir al orden y prescindir de objetos decorativos que son innecesarios. El objetivo es lograr que tu hogar sea práctico y funcional sin recargarlo, lo cual es algo bastante complicado por otra parte. De ahí que sea tan importante fijar prioridades y pensar en una correcta distribución.

Amor por el blanco

A la hora de buscar un color ideal para ambientes de corte minimalista nunca hay dudas. El blanco es el que mejores resultados ofrece, y por suerte no estamos obligados a ceñirnos a la típica tonalidad de toda la vida, sino que en el mercado existe una gama de blancos lo suficientemente amplia como para no mencionar la palabra “aburrido”. Además, no hay que olvidar que será nuestro gran aliado a la hora de ampliar estancias visualmente, al tiempo que es un color limpio que combina con todo tipo de colores y materiales para dejar de ser considerado como frío.

Muebles de líneas sencillas

Además de no ser nada recomendable comprar más muebles de la cuenta, éstos deberían contar con unas líneas puras y muy reconocibles, sin florituras y con un aspecto impoluto. Se busca sobriedad y armonía a la vez, y todo ello sin descuidar la elegancia y el confort que se le puede pedir a una pieza de mobiliario.

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Iluminación minimalista

Para iluminar espacios minimalistas lo mejor es recurrir a la luz natural, algo que por desgracia no siempre es posible a determinadas horas del día. Es por ello que debemos prepararnos para iluminar nuestro hogar con luz artificial, para lo que podemos valernos de lámparas de pie, lámparas de techo o lámparas de sobremesa. Sea como sea, la idea es que dichas lámparas pasen desapercibidas al integrarse muy bien con el resto de la decoración. Si apostamos por líneas sencillas para los muebles, no es lógico que compremos lámparas abultadas que se lleven todo el protagonismo. En el minimalismo todo debe tener la misma importancia.

La madera lleva la voz cantante

En lo que a materiales se refiere, la madera es el más presencia tendrá, debiendo estar tanto en los muebles como en el suelo, e incluso en elementos decorativos como espejos, centros de mesa o portavelas. Podemos combinarla con cristal, acero o cemento, lo que nos ayudará a ganar sobriedad sin perder ni un solo ápice de calidez.

En cuanto a tejidos, lo ideal es decantarse por los que son naturales, como por ejemplo el yute, el algodón, la lana y el lino. Gracias a ellos podremos vestir nuestra casa a base de telas lisas y renunciando a los estampados, ya que estos últimos no van en la línea de lo que promulga el estilo decorativo minimalista.

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