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Seguramente te lo habrás preguntado en alguna ocasión. El felpudo es lo primero que van a ver tus invitados (y tus vecinos) cada vez que se planten justo delante de la puerta de tu casa, así que deberías prestar atención a su limpieza para empezar con buen pie, dando buena imagen.
En este artículo te vamos ayudar contándote cómo deberías limpiar tu felpudo de coco, que como bien sabes no solo tiene una función decorativa, sino que sirve para atrapar la suciedad, el polvo y el barro que se acumulan en el calzado.
No vale todo
Aunque los felpudos de coco son bastante resistentes y duran varios años en perfecto estado, podemos caer en el error de que eso les convierte en algo que se puede lavar de cualquier forma. Eso no es así, ya que llevando a cabo según qué tipo de limpieza puede perder las propiedades que le permiten atrapar el polvo, al tiempo que podemos decolorarlo.
Limpieza de un felpudo de coco paso a paso
1- El paso previo
Lo primero que deberíamos hacer es acabar con el polvo y con la suciedad más superficial sacudiéndolo y dejando que se ventile al sol.
2- La mezcla perfecta
Olvídate de comprar un producto de limpieza específico para felpudos. Basta con emplear una solución hecha con agua y sal, con la que hay que pulverizar las fibras del felpudo con delicadeza.
3- Cepillado
Lo siguiente que deberíamos hacer es coger un cepillo de cerdas largas y duras que nos permita eliminar la suciedad que no se había ido en el primer paso. La escoba, si no es demasiado vieja, también puede servir para este propósito. Lo importante es repetir los pasos dos y tres todas las veces que sea necesario hasta que el felpudo esté en buenas condiciones de limpieza.
4- Enjuague y secado
Al ver que el felpudo ya tiene buen aspecto, lo que hay que hacer es enjuagarlo bien con agua y dejar que se seque al aire libre, para lo que te recomendamos dejarlo en su posición original, ya que si se dobla corremos el riesgo de que coja algo de forma.
El tema del secado es especialmente importante cuando el felpudo lo tenemos en un ambiente que no recibe luz solar y es húmedo. Corremos el riesgo de que aparezcan hongos y moho, así que debemos asegurarnos de que está completamente seco antes de volverlo a utilizar.